Israel-Palestina: Nunca Más
Mientras existan pueblos hermanos que empuñen las armas para matarse unos a otros, la voz unificada de países que pidan a gritos una solución diplomática que conduzca a la paz, será una oportunidad que no podemos desaprovechar.
Con preocupación leí en varios medios digitales que la diputada radical israelí Ayelet Shaked, del partido Hogar Judío, había pedido la primera semana de julio por medio de una red social la muerte de todas las madres palestinas por dar a luz a “pequeñas serpientes”.
En su publicación, la diputada de 38 años trató de justificar su afirmación diciendo que "detrás de cada terrorista se encuentran decenas de hombres y mujeres sin los cuales no podría perpetrar atentados. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluyo a las madres de los mártires, que les envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos".
Tiemblo al pensar que dentro de 20 años, al reconstruir la memoria histórica del conflicto entre Israel y Palestina, aparezcan nuevamente relatos como los ocurridos en Guatemala, fruto de procedimientos diseñados y perfectamente comunicados, véase la Operación Sofía.
Muchos aseguran que Guatemala no tiene nada bueno que ofrecer al mundo. Claro está que se equivocan pues en nuestro país de la Eterna Primavera, además de tener seres humanos maravillosos, paisajes espectaculares y pueblos coloridos, tenemos una historia que bien puede servir de referente para todo el mundo.
Me refiero al largo historial de violaciones a los derechos humanos que están recogidos en vastos informes siendo el Informe del Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica, Guatemala: Nunca Más, uno de ellos.
Por más doloroso que sea recordar nuestra historia, no podemos olvidar que en nuestro querido país hubo días oscuros en que uniformados desplegando tácticas como “tierra arrasada” intentaban vencer por agotamiento a sus enemigos, siendo las comunidades “sospechosas” las que debían ser destrozadas y borradas del mapa, pues con ello lograban “quitarle el agua al pez”.
Sobre nuestros hombros pesan historias macabras de exterminio de niños y niñas. Incluso llegamos al horror de leer relatos en los cuales se abrían los vientres de las mujeres embarazadas extinguiendo toda vida por la irracional excusa de evitar el nacimiento de “posibles” enemigos.
Estamos a tiempo de pedir el cese al fuego y ejercer presión diplomática que busque soluciones en las cuales prime el respeto a la vida del bando que sea. Si la diputada israelí Ayelet Shaked fue capaz de dar semejantes declaraciones, le ruego a los diputados guatemaltecos a que se atrevan a escribirle una carta en la cual le expliquen que sus afirmaciones son equivocadas, y que nosotros, durante el conflicto armado interno guatemalteco, sufrimos y pagamos con sangre inocente que políticos animaran con esas ideas a las fuerzas armadas.
A pesar de las cientos de bombas lanzadas, todavía estamos a tiempo para que nuestros embajadores pidan una cita y puedan explicarle a Shaked que las tácticas de guerra que está motivando, de eliminar a toda mujer que pueda dar vida, va en contra de todos los tratados internacionales y declaraciones de derechos humanos. Le exijo a mi gobierno que se adelante diez años al conflicto israelí-palestino y envíe copias del Informe REHMI a los diputados y políticos radicales en Israel para que viéndose en nuestro espejo, se esfuercen por aceptar soluciones pacíficas a sus diferencias.
Exijamos soluciones diplomáticas en las cuales intervengan aquellos que ya han finalizado conflictos similares dejando a un lado el terror de las armas. Si algo podemos hacer desde Guatemala, es ofrecer nuestro triste testimonio para que otros no cometan los errores que una vez nos llevaron a matarnos entre hermanos. Ojalá pronto llegue el día en que podamos decir, Israel-Palestina: Nunca Más.
@franciscodiazsj